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Trasvases entre depósitos y fondos: ¿es la demanda o la oferta?

Los depósitos bancarios y las participaciones en fondos de inversión constituyen las dos principales materializaciones en activos financieros de los hogares españoles, de tal manera que ambos instrumentos de forma conjunta acumulan más de dos tercios de aquellos (depurando de los mismos las participaciones en negocios propios de los hogares). El desglose entre uno y otro tipo de instrumento es en la actualidad prácticamente similar al existente al inicio de siglo, de tal manera que bien podría decirse que se ha mantenido inalterado el equilibrio entre ahorro intermediado (depósitos) y el desintermediado (fondos de inversión).

 

Y, sin embargo, se han registrado muy importantes oscilaciones en dicho desglose, poniendo de manifiesto que ambos instrumentos actúan con una cierta sustitubilidad en cuanto a destino preferente para el ahorro de los hogares españoles.

 

En ese trasvase entre depósitos y fondos sin duda operan simultáneamente factores de demanda y de oferta. Contrariamente a los depósitos, cuyo valor facial se mantiene invariable en el tiempo, las participaciones en fondos de inversión registran cambios en su valoración en función de cómo lo hagan los diferentes activos en los que el fondo materializa la inversión de dichas participaciones. Esos cambios en la valoración serán tanto mayores cuantos mayores sean las fluctuaciones de valor en los activos que constituyen dichas inversiones y, por tanto, del perfil de riesgo de los fondos correspondientes. Aunque esa característica de los fondos como inversión de riesgo es conocida de antemano, y es suficientemente explicita la recomendación de los supervisores soportada en que “rentabilidades pasadas no presuponen rentabilidades futuras”, lo cierto es que, en eventos de fuertes caídas de precios, y de valoración de las participaciones, es bastante habitual asistir a conductas gregarias o de rebaño (“herding behavior” en la jerga financiera), con intensas reducciones, o incluso caídas, en los flujos netos a fondos de inversión.

 

En el lado de la oferta, el principal factor que puede afectar a los trasvases entre depósitos y fondos es probablemente la retribución ofrecida por los depósitos. En este sentido, no puede obviarse el papel complementario que depósitos y fondos de inversión juegan en la oferta de vehículos de ahorro e inversión por parte de los intermediarios financieros. Ese papel complementario es mucho más importante, si cabe, en el caso español, en el que la oferta de fondos de inversión tiene un elevado sesgo bancario, como lo demuestra el hecho de que más del 80% de los mismos son comercializados por gestoras participadas por entidades de crédito.

 

Desde dicho posicionamiento estructural, las entidades consideran a los depósitos y los fondos de inversión como instrumentos alternativos a ofrecer a sus clientes, con unas condiciones relativas entre unos y otros –tipos de remuneración a los depósitos, comisiones de gestión en los fondos–, que sin duda se hacen eco también de la conveniencia o necesidades de liquidez de las entidades de crédito. Eso explicaría, por ejemplo, el fuerte trasvase de fondos hacia depósitos en los años de fuertes necesidades de liquidez entre 2008 y 2012, o el flujo contrario en los años en los que la retribución a los depósitos ha sido nula o, como es el caso desde mediados de 2022, muy por debajo de los tipos de referencia.