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Aitor: Este tema que vamos a abordar ahora trata de las cuestiones relativas al envejecimiento poblacional. Esta es una cuestión ciertamente controvertida, si bien considerándola como un hecho probado y proporcionando un análisis apropiado, se despeja un horizonte repleto de soluciones generadoras de valor para un sector social cada vez más amplio.
Hola a todos, soy Aito Milner, socio director de Afi Seguros, y hoy en este episodio tendré el privilegio de contar con Fernando Ariza, director general adjunto de Mutualidad de la Abogacía. Fernando, nos conocemos ya hace muchos años, hemos tenido la oportunidad de colaborar juntos en muchas e interesantes iniciativas y esta espero que sea otra. Quería agradecerte la gentileza que has tenido al destinar un poco de tu tiempo a estar aquí con nosotros y abordar un tema que entendemos que es interesante.
Te quería empezar a cuestionar sobre determinadas situaciones más generales para luego ir enfocando la conversación hacia una perspectiva aseguradora o de elaboración de soluciones en favor de este sector cada vez más amplio, desde una perspectiva de previsión social, desde la perspectiva más general, me gustaría comentarte sobre tu concepto sobre longevidad y envejecimiento o esa nueva longevidad de la que ahora mismo se habla.
Fernando: Bueno, es verdad que es muy importante empezar hablando de lo que son los conceptos que estamos manejando, porque muchas veces nos confundimos a la hora de enfocar un tema en función de qué concepto manejemos. En ese sentido, es verdad que longevidad no es exactamente lo mismo que envejecimiento ni longevidad tampoco es lo mismo que nueva longevidad, que es un término que se está acuñando con bastante fuerza últimamente.
A mí me gustaría definir longevidad por algo así como la capacidad que tenemos las personas gracias a la medicina, a la tecnología, a la ciencia, de vivir más. Es decir, es cómo de avanzada va a ser nuestra edad. No es un concepto meramente, por lo tanto, vinculado a la edad.
Sin embargo, envejecimiento entiendo que es un concepto mucho más amplio, es un concepto que va desde la persona hasta lo que es el envejecimiento de toda una población. Por lo tanto, también me gustaría poner foco en esos dos ámbitos de actuación, lo que es el envejecimiento de la persona, que tenemos que tomarlo como algo bonito, algo bueno, algo amable al fin y al cabo envejecer es un proceso natural por el que pasamos todas las personas.
Dicen los científicos que ese proceso de envejecimiento comienza a los 28 años.
Sí, porque, al fin y al cabo, es el momento en el cual las células empiezan a regenerarse a una velocidad inferior a los tres números, con lo cual ese proceso envejecimiento empieza ahí. Por lo tanto, tenemos que verlo como algo bueno, algo que pasamos todas las personas y eliminar alguna manera esos estereotipos negativos.
Aitor: Es cierto, me quedo con un matiz que has dado y es que, probablemente comparando los términos de longevidad y envejecimiento, longevidad tiene. bueno, pues quizás un poso positivo y envejecimiento tiene quizás una percepción inicialmente más negativa, aunque creo que es un foco de oportunidades. ¿Cómo crees que desde un punto de vista social podemos abordar este envejecimiento poblacional?
Fernando: Pues el envejecimiento poblacional desde el punto de vista del abordaje, desde luego que tiene que ser un abordaje optimista, porque parte de la base de que vivimos más y eso es una gran noticia, es lo que la humanidad hemos estado buscando a lo largo de toda nuestra historia. Pero es verdad que, como decía una población envejecida que no tiene reposición es una población enferma, y eso necesita un enfoque global, multidisciplinar.
¿Por qué lo digo? Porque si vemos el análisis habitual, tendemos a reducir y simplificar el debate, el del envejecimiento, y prácticamente, si las tensiones son suficientes, si el sistema es o no sostenible, no se habla de mucho más. Pero cuando hablamos de envejecimiento tenemos que hablar de pensiones, obviamente, pero también tenemos que hablar de salud, de bienestar. Tenemos que hablar de ocio, de consumo, de dependencia, de movilidad, de conectividad, de habitabilidad, de no escalar, de ética, de dignidad.
Tenemos que hablar de riesgos, de exclusión, de riesgo, de pobreza energética, de riesgo, de soledad. Hablar de ciencias actuariales, de ciencias demográficas, de ciencias económicas, jurídicas, de tantas cosas y lo que no estamos acostumbradas es a todas esas disciplinas tratarlas en un sistema. Porque cuando tocamos una variable, las demás se pueden terminar descompensado, nos tocamos todas a la vez.
Aitor: Sin duda alguna. Y tratando de enlazar esto, voy a darle la vuelta a la pregunta. Te quería preguntar tu opinión sobre entendiendo el envejecimiento como algo positivo, como has dicho, es el anhelo que busca la sociedad desde siempre. ¿Qué opciones brinda este envejecimiento a la economía y al estado del bienestar?
Fernando: Bueno, es verdad que partiendo de que es a priori una situación negativa, es decir, el hecho de que la población pueda decrecer y envejecer, es verdad que da muchas oportunidades. Si por dar unos datos, es uno de los grandes motores de la economía, la economía del envejecimiento en sí mismo es un motor de la economía global. Cerca del 30% del Producto Interno Bruto de la Unión Europea proviene de la economía del envejecimiento.
Más de 80 millones de empleos en la Unión Europea proviene de la economía del envejecimiento. Fijaos, industrias tan potentes que son las que están tirando de la economía global, como la farmacéutica, la biotecnología, la industria de los cuidados, de la asistencia en salud, salud, etcétera Es verdad que no todo es positivo, tampoco en torno a la economía, porque también dice que las sociedades envejecidas tienen dificultades para crecer y esto es un fenómeno para estudiar desde puntos de vistas tanto políticos como globales, sobre todo académicos.
En la medida en que hay más personas jubiladas, personas más mayores. Ese salario de la pensión normalmente es inferior al último salario profesional, ¿no?. En la medida en que esa pensión es menor, el consumo cae. Si cae el consumo cae la inflación, aparecen movimientos deflacionarios. Al aparecer la deflación, los tipos de interés también tiran hacia abajo y lo que hemos visto en los últimos años, las instituciones financieras tienen dificultades para prestar dinero a los hogares, a las familias, a las empresas.
La economía se estanca. Con lo cual también hay que saber equilibrar esto, lo que es una buena noticia como motor de la economía. Pero también cuidado, que es un freno en la medida en que consumimos menos. La economía necesita producir, necesita consumir para ellos.
Aitor: Completamente de acuerdo. Tratando de abordar desde distinto ángulo, desde otro vértice, el tema de esa prolongación de la longevidad. ¿Cómo de preparados estamos en relación con afrontar una etapa laboral más prolongada, más larga?
Fernando: Bueno, sí, yo creo que en el conjunto de la sociedad preguntamos si estamos preparados para afrontar una vida profesional más larga, si somos honestos con nosotros mismos. Creo que sí. A medida que vivimos más, si vivimos con una calidad de vida mejor, estamos físicamente al menos más preparados, pero quizá no emocionalmente preparados para esa mejora profesional más larga de forma generalizada. No digo casos particulares y determinadas profesiones.
Hace muy poquito leía un artículo de la revista “Time” que no es dudosa por su rigor científico que era. Era muy bueno porque venía a demostrar cómo tenemos que prepararnos no sólo para convivir en una sociedad donde ser centenario fuera lo habitual, sino también para que prepararnos para un trabajo, una vida laboral hasta los 100 años. Y mostraba algunos ejemplos actuales de personas felices trabajando hasta los 100 años.
Y es verdad que la ciencia acompaña de alguna manera, porque las investigaciones científicas tenemos ahí los trasplantes, la nanotecnología, la ingeniería genética, la medicina regenerativa de los tejidos.
Hablamos del hombre biónico, pero son conceptos que ya no son ciencia ficción, que es una realidad que tenemos, que tenemos ante nosotros. Por lo cual, ¿por qué no pensar de esto?
Por lo tanto, mi idea, muy subjetiva, absolutamente subjetiva, si debemos prepararnos para una sociedad donde nos jubilemos más tarde.
Y además os hago, si te parece Aitor, una reflexión que es un poco comparar cuál es la edad de jubilación ahora y cuál es la edad de jubilación que teníamos hace 130 años, cuando se ideó el sistema de Seguridad Social en la Prusia del siglo 19, donde se marcó los 65 años como la edad de jubilación. Claro, en la Prusia del siglo 19 llegaban con vida a los 65 años, el 30% de la población. Y una vez jubilados, tenían una esperanza de vida, de vivir otros siete años. Hoy en día más del 90% de la población vive 65 años y tiene una esperanza de vida de 21. Si nos vamos a las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística o del Instituto de Actuarios, nos vamos a que dividimos 30 años al jubilado dentro de tres décadas, con lo cual fijaos si la edad de jubilación se ha quedado quizá algo anacrónica, o al menos deberíamos repensarla.
Aitor: Y tratando de hilar ya con el tercer bloque que trata de la perspectiva sectorial o de la perspectiva empresarial, en virtud de la cual se pueden proporcionar soluciones. Déjame que te haga una cuestión introductoria y es desde el mundo de las empresas, tú eres el director general adjunto de una empresa aseguradora.
Pero bueno, desde el mundo de las empresas en general, ¿cómo se aborda el reto de la diversidad generacional, es decir, vamos en la línea correcta, estamos impulsando las políticas de capital humano correctas?
Fernando: Pues absolutamente, creo que sí vamos en la línea correcta. Vamos demasiado despacio, pero la línea está marcada. Fíjate, Aitor, y tú tienes una larga vida profesional también en grandes empresas, como hemos ido avanzando. Hace muy poquito hablamos de diversidad, de diversidad de conocimientos, de capacidades y ahí nos manejábamos un poco. Poco a poco fuimos avanzando hacia una diversidad donde se impuso la diversidad de género como algo natural también, donde también vemos cómo la diversidad de pensamiento y la diversidad cultural también es un plus.
Ahora esa diversidad lo que hace las empresas mucho más robustas, mucho más competitivas. ¿Y por qué no va a ser también la diversidad generacional que ahora se está imponiendo también en las empresas? Por tanto, creo rotundamente que estamos en la dirección correcta. Es verdad que de una forma demasiado pausada a mi gustó porque realmente si entendemos por diversidad la suma de experiencias, de capacidades, de habilidades, digamos que la diversidad o el conocimiento senior, pues tenemos que contar con él como uno más y muy robusto.
Aitor: Si, no se puede prescindir en ningún caso de ello. Oye como te anticipaba Fernando, entrando ya en el sector puramente asegurador, que quizás es el que tenga una mayor llegada, indudablemente en el tratamiento y en la elaboración de este tipo de soluciones que hablábamos. ¿Qué opinión tienes? Es decir, el sector asegurador, ¿cómo se está preparando para este contexto? ¿Ves movimiento, ves iniciativas, ves nuevos productos?
Fernando: Sí, también el sector asegurador empezó a verlo como una cuestión más social, de decir tenemos que proteger a las personas más vulnerables, entre ellas las más mayores, todas en su capacidad de generar y articular esa sociedad de protección. El sentido de protección, la razón de ser del seguro fue evolucionando hacia una tipología de servicios, de productos, de coberturas más enfocadas a dar solución a las personas mayores de lo que necesitaban, del seguro.
Sin embargo, no se ha avanzado demasiado en mi modo de ver, en lo que es la asunción del riesgo de longevidad propiamente dicho, con toda la información que tenemos ahora mismo, los datos y demás, creo que la ciencia actuarial se ha desarrollado lo suficiente para que el sector también podamos apostar decididamente también por productos con una base actuarial mucho más potente para dar servicio a los ciudadanos.
En cualquier caso, creo que es muy importante identificar que el sector asegurador, las grandes empresas que han visto el futuro, están sabiendo cambiar el paradigma del seguro. Y no me refiero solo a la población mayor, que también y principalmente.
Lo que es una compañía de seguros al uso de estoy aquí para pagar una prestación cuando caiga un siniestro, esto será nuestra actividad. Pero quien diga que es la única actividad de la razón de ser de un seguro, está muerto. El paradigma está cambiando hacia la servitización del seguro. Esto, es decir, el seguro está aquí no solo para pagar una prestación, sino para acompañar, para prevenir, previniendo los riesgos antes de que acaezca o que no acaezca nunca. En cualquier caso, para proteger, para cuidar, para proveer de bienestar, de calidad, de vida.
Y eso a través no sólo de coberturas propiamente aseguradoras, sino también de servicios que se va complementando, donde, por cierto, la propuesta insurtech también es muy potente, donde hace muy poquito veíamos que era el gran rival, el gran competidor del seguro. El seguro iba a morir en manos de las del insurtech, eso no ha pasado, pasaron a ser aliados y ahora los asegurados somos los grandes inversores en sí.
Sin duda alguna ha sido fundamental para precisamente dar ese mejor servicio.
Aitor: Es una buenísima simbiosis. Oye Fernando, y en términos de ahorro, planificación financiera, quisiera conocer tu opinión. Por qué has desarrollado o has iniciado una idea buena, y es que el seguro, la razón de ser, es la de la prestación de servicios. Sin embargo, es una percepción personal que quiero compartir contigo y contrastar. Tengo la sensación de que, si se ahorra o si hay productos de ahorro, pero se ahorra mal.
Entonces, en ese sentido, no sé si la opinión que tengo es equivocada.
Fernando: Pues a mí me parece una frase fantástica, porque es que es real. No es que en España no se ahorre, sino que se ahorra mal. La prueba la tenemos en que, en España, no es generalizado en todos los países, el ahorro es anticíclico, es decir, en periodos de bonanza económica no se ahorra y en periodos de crisis se ahorra.
La prueba la tenemos en la pandemia.
Aitor: Sin duda.
Fernando: Pasamos de un 8% de ahorro en los hogares, es decir, de cada 1.000 euros que se ingresaba en las familias, 8 euros iban destinadas al ahorro en tiempos de bonanza. Y llega la pandemia y ahorramos el doble. Eso sí, las familias que pudieron ahorrar.
Hay un estudio muy bonito de la de la Fundación Mutualidad Abogacía, en el cual se ve como la pandemia cogió el 30% de los españoles con menos de 300 euros ahorrados y a la mitad con menos de 3.000 euros ahorrados.
Es decir, que las familias, muchas de las familias obviamente están en una situación extrema, por lo tanto, no se ahorra bien, se ahorra cuando los momentos son difíciles. Y en esos momentos difíciles, además, no se ahorra con espíritu previsional, ni siquiera precautorio, por si me pasa algo en el corto medio plazo, no, ya cuando llegue la jubilación. Se ahorra en fondos, en productos de mayor riesgo y en inmuebles.
Aitor: Claro.
Fernando: Y ahí no es que quiera decir que esté mal, pero claro, cuando tienes situaciones de precariedad o cuando llega la jubilación nos coge con magníficas casas inmuebles en propiedad. El 90% de las personas mayores tienen sus casas en propiedad, pero claro, a lo mejor con una renta que no deja.
Aitor: Y es en ese momento cuando es que hay, en fin, un término que yo creo que habéis acuñado vosotros, o por lo menos ya te lo he oído en alguna ocasión, lo de la licuación del patrimonio. Se llegaría en ese momento en el cual se acumula un determinado volumen de patrimonio y empieza a licuarse.
Fernando: Esa es una magnífica idea, porque al fin y al cabo es verdad que se habla de la hipoteca inversa y figuras afines, pero a mí, a mí me parece mucho más correcta la afirmación de licuación del patrimonio inmobiliario, porque al final la hipoteca inversa es sólo una posibilidad de tantas que hay. ¿No? Pero al fin y al cabo tenemos que asumir la realidad.
Y es que el dinero está acumulado en inmuebles. Si las instituciones de ahorro de previsión asumimos esa realidad, lo que tenemos que tratar es de que las personas que tienen esos inmuebles, pero no tienen una renta que permita mantener su calidad de vida, puedan licuarlo de alguna forma para poder complementar esa pensión que a priori puede ser insuficiente. Y hay muchas fórmulas que funcionan en muchos países, pero en España, por diferentes motivos, quizá de profundidad de mercado, culturales, financieras, etcétera, no han funcionado todavía.
Siempre aludimos a la educación financiera. Es verdad que es algo clave, fundamental. No podemos perder de vista que esa es nuestra gran labor, de Afi, de Mutualidad de la Abogacía, y de todas las instituciones que trabajamos el ahorro y el ahorro previsional. Pero dentro de eso, me gustaría que pusiéramos todos un poco de foco en algo que se está pasando muy desapercibido en torno al ahorro.
No solo tenemos que tratar de educar a las personas para que ahorren a la jubilación para evitar esas situaciones de precariedad. Es muy importante también que, a esas situaciones, esas personas que han llegado a jubilados sepan cómo gestionar esos patrimonios, porque a veces el ahorro está acumulado, pero no saben gestionarlo por las incertidumbres financieras que todos tenemos, y además todas las biométricas, digamos, no en el sentido de cuánto voy a vivir, cómo voy a vivir, voy a necesitar cuidado, voy a necesitar asistencia, la dependencia me la va a proveer el Estado, voy a tener que proveérmela yo. Y tantas incertidumbres que al final el ahorro sigue acumulado y no se gasta, no se consume.
Aitor: Y un tema de cultura financiera, quizás también de tradición o de inercia, de arrancaba, como dicen los que saben de náutica.
Y por ir finalizando, yo creo que lo has ido desgranando, ¿no? Yo me quedo con palabras clave que has dicho de nuevo paradigma de licuación de patrimonio, etcétera. ¿Qué retos o tendencias o perspectivas hay ya mirando exclusivamente al sector asegurador, planteado desde este ángulo de envejecimiento poblacional?
Fernando: Bien, pues algunos de los retos que yo alertaría sería primero abrazar, digamos, la ciencia actuarial que es muy profunda, muy desarrollada y nos da soluciones magníficas para dar soluciones aseguradoras a los ciudadanos que todavía no hemos, las empresas apostado decididamente por el riesgo de longevidad, por asumir parte, por lo menos del riesgo de longevidad. Esa es una de ellas.
Otra que tenemos como gran reto es en términos de productos de dos de los grandes dramas de las sociedades del siglo 21. Que son, la dependencia cada vez mayor. Vivimos más, pero convivimos en una situación de dependencia con alguna enfermedad crónica o grave durante mucho más tiempo. Y eso el Estado todavía no está proveyendo de eso y va a ser muy difícil que lo haga. Con lo cual a las compañías seguros tenemos esa obligación de poner ahí más foco.
Y otro gran drama en mi opinión, es la soledad no deseada. No hay derecho a que las personas mayores vivan solos, que no quieran vivir solos. En España más de 2 millones de personas viven solas y creo que también a través de productos de seguro y sobre todo de esa servilización que hablábamos antes, podemos atender también esa necesidad. Ahí pondría mucho foco.
Y luego también en la llamada brecha de protección, ¿no? Si os fijáis, las compañías de seguro estamos cada vez más poniendo más foco en la personalización de la propuesta de valor. La personalización, que es, es prácticamente la propuesta de valor cada vez más a medida, la prima más a medida, conforme a los riesgos y lo que los ciudadanos quieren.
Eso está muy bien, por un lado, pero tenemos que equilibrarlo con el riesgo. Es decir, estamos perdiendo en cierta medida el origen del seguro, que es la mutualización del riesgo. Tanta personalización, esta desmutualización el riesgo y eso tenemos que equilibrarlo, entre la mutualización del riesgo y el principio de equidad, de la prima justa a cada uno.
Lo digo porque esa personalización lo que está haciendo es excluir, excluir a muchas personas, o en la propia selección del riesgo, porque no pueden acceder al seguro personal simplemente por una situación de mayor vulnerabilidad o de una residencia en una zona geográfica determinada o cualquier otro aspecto socio económico, cultural, etcétera. Y eso tenemos que vigilarlo mucho, eso es un gran reto.
Y esa brecha de protección también para los fenómenos que hasta ahora eran catastróficos y ahora empiezan a ser cada vez más ordinarios, menos vinculados. Sí, con el clima, con su singularidad, con muchos otros. Entonces estamos ahora hablando del seguro paramétrico, donde conocemos el impacto, pero no, la probabilidad, sigue siendo, por tanto, un seguro. Ahí hay un riesgo que está asumiendo la entidad.
Aitor: Una, la incertidumbre.
Fernando: Hay incertidumbre, pero digamos que el daño no está equilibrado con la prestación. Pero quizá es la única forma de asumir, de tirar los riesgos que hasta ahora la industria no está dando una solución quizá adecuada. Por tanto, ese ha sido uno de los grandes retos, la exclusión o tender hacia una mayor inclusión. Y por supuesto, que veamos las compañías que esto no va solo de un beneficio económico para unos accionistas, que también se trata de dar un beneficio social a la sociedad y que los ciudadanos premiarán a las compañías que mayor sensibilidad tengan hacia la sociedad.
Aitor: Sin lugar a dudas. Por ir terminando yo me quedo y si te parece con un pequeño resumen, pero me gustaría contrastarlo también contigo. Me ha quedado claro que el envejecimiento no tiene por qué tener una connotación negativa, sino que es un foco en donde en determinadas industrias, entre otras, aquella en la que estamos tú y yo involucrados, tiene la obligación de proporcionar soluciones o palancas alternativas en favor de la sociedad, de esa capa de la sociedad cada vez más amplia.
Siguiendo con el hilo argumental, los seguros, has hablado del cambio de paradigma, de la servilización, en fin, de asistencia, de diseño de nuevos productos, de alguna manera trasladar esa mayor o esa necesidad de tener cultura financiera para ahorrar mejor, para anticipar lo que se va a prolongar en tu vida por la mera situación actual.
Creo que es una oportunidad. Creo que, además, el sector asegurador, como dices tú, va más allá. Ya lo ha mostrado en innumerables ocasiones, como pueda ser el Covid la más cercana. Es una industria proporcionadora de soluciones, una industria proporcionadora de auxilio en ciertos términos. Y este yo creo que es un foco en donde todos nos tenemos que centrar desde la ciencia actuarial, desde la ciencia aseguradora propiamente dicha, etcétera. Yo creo que es un centro de oportunidades, pero también de obligaciones. Creo que el seguro tiene que estar ahí. No sé si estás en línea.
Fernando: Pues absolutamente, me vienes a recordar cuál es la razón de ser del seguro, para qué está aquí y creo que es una de las principales industrias, somos una de las principales industrias que mejor articula y equilibra una sociedad. Es decir, estamos aquí para llegar allá donde los ciudadanos, donde los estados no pueden llegar. ¿Por lo tanto, debemos tener cada vez más ese carácter social y de protección a los más vulnerables, ¿no?
Por lo tanto, creo sinceramente que esa es nuestra principal función y por supuesto, los más vulnerables entiendo que están, por supuesto, las personas mayores, porque al fin y al cabo tenemos que articular y equilibrar esa sociedad donde se protejan los derechos de libertades de las personas mayores, de esa población envejecida, de esa población de centenarios que decíamos antes, ¿no?
Y no solo digamos refugiarnos en lo que es esa nueva longevidad, no el hecho de que cada vez vivamos más. Y eso es una gran conquista científica, pero no es la gran conquista de la humanidad.
Aitor: Sin duda alguna. Bueno Fernando, me he quedado atónito con el torrente de datos que tiene, y la verdad es que es indudable que tenemos que dirigirnos hacia allá.
Fernando, muchísimas gracias por habernos acompañado, haber destinado un poco de tu tiempo limitado a estar con nosotros y a vosotros por escucharnos. Les esperamos en una próxima entrega.