1.

Población en España: la inmigración nos salva de la implosión demográfica.

La evolución demográfica en España está marcada por tres factores: natalidad, longevidad y flujos migratorios. Desde principios de siglo, las tasas de natalidad y fecundidad han disminuido significativamente, a un ritmo más acelerado que el de otros países europeos. A pesar de que la esperanza de vida ha seguido creciendo de manera constante, el descenso en los nacimientos ha provocado un crecimiento vegetativo negativo en los últimos años.

 

Ante esta situación, los flujos migratorios se han convertido en el principal motor del crecimiento poblacional. España se ha consolidado como el mayor receptor de inmigrantes en Europa junto con Alemania, aunque con un fenómeno aún más destacado en términos relativos. Se espera que esta tendencia continúe en las próximas décadas, con proyecciones que apuntan a que el crecimiento demográfico dependerá por completo de la población nacida en el extranjero, la cual podría representar el 40% de los habitantes en los próximos 50 años.